Sentencian a 85 años de cárcel a hombre que mató a una inmigrante y a su bebé incendiando su casa

"Me destrozó la vida", lamentó Humberto Yauli, padre y abuelo de las víctimas, tras conocer la condena que recibió este martes el asesino, quien podría pasar mínimo 85 años preso y su sentencia se podría extender a cadena perpetua. Este crimen ocurrido en marzo de 2014 conmovió al sur de Los Ángeles.

El 3 de febrero, cuando los fiscales le dijeron a Humberto Yauli que pedirían una condena de 85 años a cadena perpetua para el asesino de su hija y su nieto, él soñó que la acompañó a ella a un aeropuerto. Llevaba dos maletas. "Estaba esperando esto para irse a descansar", interpreta él.

Este martes, un juez le dictó dicha sentencia a Robert Lawrence Ransom Jr dejándole a Yauli, un inmigrante de Perú, un sentimiento de "consuelo" ante "una herida que quizás nunca vaya a cerrar".

"Me dejó solo. Me quitó a mi única hija, me quitó a mi nieto pequeño. Me destrozó la vida", dice entre lágrimas.

Las muertes de Gisella Yauli, de 28 años, y de su hijo Dillan, de 1 año, ocurridas el 5 de marzo de 2014 conmovieron al sur de Los Ángeles. Los investigadores creían en un principio que ambos fallecieron a consecuencia de un incendio que inició accidentalmente en su humilde vivienda, un garaje en la parte trasera de una casa convertido en vivienda. Pero después encontraron indicios de un homicidio: ella fue amordazada y atada de manos.

El cuerpo de Gisella terminó quemado al grado de no poder ser identificado y el del bebé, quien murió asfixiado de camino al hospital, tenía quemaduras en un brazo. Su familia cree que ella se preparaba para ir a la tienda de ropa femenina que abrió unos meses antes en un mercado cercano, acompañada de su hijo menor, cuando el asesino la interceptó afuera de su vivienda.

Ransom dejó una estela de crímenes en el sur angelino y así lo atrapó la Policía. Cuatro días antes del crimen de Gisella y su bebé, el hombre mató a tiros a Margarite Evans, de 19 años. Su cadáver fue encontrado cerca de la intersección de la calle 93 y la avenida Grand.

Unos días después, secuestró a una adolescente de 16 años que caminaba de la escuela a su casa. De acuerdo a la Policía, él se le acercó a la menor cerca de la esquina de la avenida Gage y la calle San Pedro y utilizó un cuchillo para obligarla a subir a una furgoneta blanca.

Según la acusación, el hombre llevó a la menor a dos lugares antes de que ella pudiera escapar, cerca de la intersección de Imperial Highway y la avenida New Hampshire. Un testigo dijo a los investigadores que la niña estaba atada de manos y empapada de algún líquido. La Fiscalía afirma que Ransom le roció un líquido inflamable "con la intención de desfigurarle el cuerpo".

El acusado se declaró culpable el mes pasado de dos cargos de asesinato en primer grado y un cargo por intento de asesinato y robo en segundo grado.

Tras la muerte de su hija y nieto, Humberto Yauli se mudó del estado de Washington a Los Ángeles para cuidar a su nieto mayor, Keny. Aquí se ha ganado la vida vendiendo ropa y artículos usados en la calle.

"A mi hija siempre, siempre, siempre la recuerdo. Cada día", dijo Yauli en entrevista con Univision Noticias. "Extraño todo de ella. Sus palabras. A veces escucho que alguien dice ‘apá’ y volteo, como si ella me estuviera llamando".

A su nieto Dillan lo imagina de 5 años, la edad que tendría si no hubiera muerto. "En la cara de esos niños lo miro a él. Digo: ‘estaría mi nieto yendo a la escuela’".

Hace dos años, Yauli quería que el asesino fuese condenado a la pena de muerte, pero después su sentido de justicia fue menos emocional. Ahora ha dejado de buscar lo que él considera es "un afán de venganza" y se conforma con saber que el culpable no volverá a atacar a otras mujeres.

"Él hizo un daño tremendo que nunca va a reparar", advierte.